50 AÑOS DE PRESENCIA EN ARGENTINA

23/09/2017
50 AÑOS DE PRESENCIA EN ARGENTINA.
El día 13 de agosto de 1967, llegan a General Pinedo las cinco primeras Misioneras.

50 AÑOS DE PRESENCIA EN ARGENTINA

El día 13 de agosto de 1967 llegan a General Pinedo (Argentina) las cinco primeras Misioneras Esclavas del Inmaculado Corazón de María.

Hoy, 50 años después, la Congregación da gracias a Dios por aquellas hermanas, que lo dieron todo por este pueblo, y por las que continuaron la labor iniciada hasta el año 2003.

El pueblo, agradecido, ha querido celebrarlo de modo similar al de agosto de 1967.

A la entrada del pueblo, dos carrozas esperaban a las hermanas. Ataviada con poncho rojo y bufanda, hermana Carmen Arbués, única de aquella primera comunidad que vive y lo celebra con gozo. Detrás de las carrozas, jinetes a caballo, gente en coche y caminando. Abría la comitiva un coche con música y cantos.

Cincuenta flores blancas y cincuenta rojas adornaban el templo parroquial donde se celebró la Eucaristía.
Acabada la Eucaristía, se proyectó un video recordando el paso de nuestras hermanas por el pueblo.

En el salón parroquial, un cartel de fondo con la frase “Gracias, Señor, por tu bondad. Felices 50 años, Hermanas Misioneras”. Una mesa con el Corazón de María, flores y una lámpara encendida; fotografías de la llegada de las primeras hermanas y sus actividades. Una mesa con mantel blanco para las hermanas y, en mesas aparte, tartas, bebidas, empanadas, bocadillos…

El Sr. Alcalde, Juan Antonio Reschini, elogió el trabajo de las hermanas a favor de Pinedo, pidió a Dios la vuelta de las Misioneras Esclavas a las que recibirían con los brazos abiertos. Y entregó un Documento declarando de “Interés Municipal el cincuentenario de la llegada a Pinedo de la Congregación de Misioneras Esclavas del Inmaculado Corazón de María”.

Se sucedieron las intervenciones, cargadas de emocionados recuerdos, de las que fueran “pupilas” (internas) en su infancia. Presencias inesperadas añadieron emoción al momento, fue el caso de la Dra. Zunilda Nidemperger, también antigua pupila y hoy jueza federal, una mujer que vive el Carisma de M. Esperanza trabajando para erradicar la trata de blancas. “Soy lo que soy –dijo-, gracias a ustedes”.

Ñata Rosa Ledesma, testigo de la fundación, emocionó con su relato: Trabajó incansablemente con Monseñor Distéfano, para llevar a las hermanas a Pinedo, les acompañó y ayudó en todo momento.

Hermana Teresita Santos, representando al Consejo General, agradeció el cariño y la ayuda que siempre han recibido las hermanas, tanto de las autoridades como del pueblo.

Fue un día de acción de gracias a Dios, al comprobar una vez más, que el paso de las hermanas ha sido una bendición para G. Pinedo, y que el Carisma de la Congregación ha calado en la gente.

Al día siguiente, 13 de agosto, las hermanas rezaron y pusieron flores a las cuatro hermanas que reposan en el cementerio de Charata, y que, desde el cielo, seguro que miraban complacidas.

Fueron días de verdadero encuentro fraterno, de alegría en el Señor y gratitud por las hermanas que, con generosidad desbordante, llevaron la Congregación hasta Argentina; también gratitud y ánimo para las que hoy dan vida al Carisma y misión.

Que el Señor nos bendiga con vocaciones para extender el Reino de Dios, deseo de Madre Esperanza: “Que todos conozcan y amen a Dios”.